La pateó con saña gritándole “Puta”…

La empujó con rabia y la tiró al suelo, después, la pateó con saña gritándole “Puta”. La pobre terminó en el hospital, con dos costillas quebradas, el labio partido, un par de dientes rotos, la cara y el cuerpo lleno de moretones. Su agresor, fue sobreseído por la “justicia”. Después de eso, ella nunca más ejerció su oficio.

Muchas veces quienes han tenido poca experiencia laboral (y no me refiero a muchos años haciendo lo mismo, o algo parecido), o sus trabajos se han desarrollado dentro de limitados campos, ya sea por su tipo, nivel educativo, vínculos familiares, o por la clase social de pertenencia, creen que el trabajo de Puta es más “degradante”, difícil, o peligroso que otros, y esto, por experiencia propia se los digo, no es tan así.

El breve relato que antecede este párrafo narra un hecho real, ocurrido hace algunos años, pero que, con distintas variantes (y gravedades), viene ocurriendo desde hace muchos años. La violencia, la ira, la falta de respeto, las groserías, los malos tratos, las ofensas, los “ninguneos”, los gritos, los insultos, los empujones, y hasta los golpes, son algo cotidiano en la vida de estas profesionales, que deben “aguantarlo todo” para no perder su fuente de ingresos. Algunas dejan la profesión al poco tiempo de iniciarla, asqueadas y doloridas algunas, otras simplemente se dan cuenta que “eso” no es lo mejor para ellas, y optan por una retirada silenciosa, en busca de aires más sanos y menos violencia y maltrato.

Como verán, ser Puta es difícil, pero también lo es ser Maestra. Algún día quizás, ambas profesiones sean valoradas tal como lo merecen, y el respeto, y la dignidad, les sean devueltas y reconocidas. Todas esas Mujeres se lo merecen!!!…

 

STELLA BEATRIZ DE VITA

 

Buenos Aires, 13 de diciembre de 2016.-